El próximo jueves 10 de marzo se llevará a cabo la entrega de un presente que simboliza el reconocimiento a la labor de mujeres azuleñas que se destacan por valores como la solidaridad, el esfuerzo y el compromiso.
Desde la Asociación Empleados de Comercio del Azul, Diario El Tiempo y el canal Somos Azul del grupo Cablevisión, que organizan el evento, se ha decidido instituir el nombre de “Silvina Grierson” a la distinción que recibirán diez mujeres en el marco de la semana de actividades que la AECA realizará con motivo del Día Internacional de la Mujer, que se celebra cada 8 de marzo.
Mediante esta tarea se pretende poner de relieve el desempeño que tienen azuleñas –nativas o radicadas en el distrito- en las esferas tanto pública como privada, en esta ciudad y en las localidades de Cacharí y Chillar.
Fundamentos de la denominación
Los organizadores resolvieron instituir el nombre de “Silvina Grierson” a la distinción que se hará a mujeres azuleñas. Para esto se consultó previamente a la familia Grierson, que aceptó y agradeció la iniciativa, que representa un reconocimiento en sí a Silvina, quien en base al trabajo, la lucha y el compromiso, supo ganarse el respeto en distintos ámbitos de la sociedad.
La partida de la creadora de los Banquitos Populares de la Buena Fe caló hondo no sólo en Azul sino que su repentino fallecimiento ocurrido el 27 de abril de 2009 repercutió en todo el país a punto que un paseo de compras de emprendedores en la localidad bonaerense de Escobar, lleva su nombre.
Silvina Grierson realizó un trabajo que tuvo entre otros testigos al Padre Raúl Troncoso. El sacerdote, en su homilía del 28 de abril de 2009, tuvo sentidas palabras al referirse a la joven fallecida.
“Queridos todos: en muchas oportunidades nos encontramos de maneras distintas, tomar decisiones, capacitaciones, etc; momento de reflexionar y pensando hacia delante. Hoy nos congregamos por un motivo y acontecimiento distinto ‘La partida y despedida de Silvina: una ausencia caracterizada por una fuerte presencia’. Está y seguirá estando, prestando su servicio y apoyo desde otro lugar, desde el Señor, desde Dios. A todos y cada uno se nos dio el Don de la vida. Estamos para vivir nuestra misión (proyecto de vida) y volvemos a Dios. Hubiese sido injusto si nos hubiese creado para morir: la Muerte es un paso a la Vida (Vida plena y para siempre). Esta Plenitud anticipada comienza aquí- (no es mi deseo e intención hacer un culto a la personalidad), porque todos tenemos capacidades pero también somos frágiles, limitados, vulnerables. Silvina fue asumiendo responsable y exigentemente estos pasos de crecimiento durante sus distintas etapas de vida (misionera en el Barrio San Francisco, trabajó con adolescentes, miembro de distintos movimientos). Etapas a veces duras y conflictivas, otras de calma. Movediza, Constante, (a veces empecinada) se exigía y exigía. Una joven mujer que estuvo marcada y se caracterizó por: Amor sin límites para todo y para todos (nada era de ella, daba de lo que no tenía); Una mujer comprometida: con las realidades diarias y apostando a todo tipo de proyectos (a veces desafiantes y difíciles); Una militante tenaz por el logro del bien común, con inclinación y opción marcada a un trabajo por la defensa de la dignidad humana, especialmente a los hermanos excluidos, desposeídos, ignorados. Utilizó todos sus medios a su alcance, pero apostó fuertemente a esta Herramienta Educativa del Banquito de la Buena Fe y terminó entregando su vida. Un testimonio viviente de que se puede ayudar desde nuestra Fe y con el esfuerzo sostenido de un Equipo que conforta y acompaña. Silvina: Seguí Ayudándonos a seguir fuertes, unidos y esperanzados y sin claudicar. Amén”.
El 18 de agosto, día del nacimiento de Silvina Grierson, fue elegido por la Mesa Nacional de los Bancos como el Día Nacional del Banco Popular de la Buena Fe.
Un entorno conmovido
Cuando se produjo el fallecimiento de la comprometida joven azuleña, desde Artistas Unidos Azuleños escribieron un mensaje muy sentido.
“No existen las palabras para despedir a una amiga tan entrañable, una luchadora de todas las horas, abriendo puertas de esperanza a los mas despojados de bienes sociales dignos. Haciendo un poco de memoria los azuleños que tanto la queremos nos remontamos a la época en que Silvina formó parte de un tiempo misionero. Se consustanció con la gente del San Francisco y San José. En ese momento el padre Raúl Troncoso era el Párroco de Catedral. El interés por la gente y sus necesidades hizo que después definiera su vocación: quería ser Trabajadora Social. Esto la llevó a radicarse en Tandil y reencontrarse con el Padre Raúl, quien seguía tejiendo sueños que se hacían realidad palpable”, indicaron desde AUA.
“Como presidente de la Asociación Ayuda Solidaria, el sacerdote la invitó a participar. Silvina asumió con generosidad, inteligencia y alegría su trabajo en la Asociación. Allí con afán por ayudar a la dignidad de las personas, se empezó a revisar el proyecto del Premio Nobel Yunnus sobre El banco de los Pobres que terminó desencadenando el Banquito de nuestros días. Se gestó un proyecto basado en la ayuda real y apoyado en la confianza y en la capacidad de los saberes de los otros. Somos testigos de que el corazón de Silvina fue totalmente ganado por el Banquito. Con este sueño llegó a Azul, con la ilusión de que en su ciudad natal se pudiera sembrar la semilla del Banco de la Buena Fe. Se acercó a Artistas Unidos Azuleños e hizo la propuesta desde la propia vivencia. En 2005 iniciamos el camino y redescubrimos a Silvina en la primera capacitación que realizó junto a otras personas del equipo nacional del Banco Popular de la Buena Fe”, expresó la agrupación.
“Encontramos una persona sabia, sencilla y humilde, con un gran crecimiento interior. De todas maneras –agregaron- siempre se convertía en el alma mater de cada encuentro. Silvina tenía ese toque de humor, virtud de las almas grandes que recordaba y se preocupaba por cada persona. Su sonrisa y su apoyo nos enseñó a no ahogarnos en un vaso de agua y tal vez a dar otro gran paso como ONG. El año pasado desde el Equipo Nacional del Banco de la Buena Fe de Nación nos propuso convertirnos en Regional y abrir nuevos bancos en la zona. Creemos que dijimos que si porque si ella lo proponía, era porque seguramente, aun con temor, íbamos a poder. Y así nacieron los Banquitos de Chillar, Cacharí y Tapalqué. Es tanto lo recorrido que por eso sabemos que no morirá jamás. Sin duda supo comprender el sentido del servicio, y tuvo la capacidad de entrega necesaria, SUPO APRENDER Y SEGUIR A SUS MAESTROS. Vamos a extrañarla en cada paso y será la manera de sentirla entre nosotros. Esto no parece real pero es una dura prueba de la vida”.