Azul se convirtió en plató de cine por una semana

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    Del 17 al 25 de octubre un grupo de estudiantes de la Universidad del Cine (FUC) de Buenos Aires ha estado rodando por las calles de Azul su cortometraje Néctar, un proyecto audiovisual cuyo origen se encuentra en las espectaculares creaciones del arquitecto Francisco Salamone.

    Foto: Wikimedia // María Carla Larani Wikimedia // María Carla Larani

    Desde hace un tiempo a esta parte las universidades del país, tanto las de titularidad pública como privada, fomentan entre su alumnado actividades que van más allá de la mera asimilación de contenidos teóricos. El objetivo no es otro que el de que los estudiantes pongan en práctica lo aprendido en el aula en nuevos contextos. Así, por ejemplo, la Universidad de Palermo presentó el pasado año un curso orientado a mejorar la capacidad de toma de decisiones de los estudiantes que contó con la participación de la empresa PokerStars. En el caso de los estudiantes de la Universidad del Cine, el cortometraje pertenece a un proyecto curricular a cargo del cineasta Mariano Llinás que los ha llevado lejos de las aulas para experimentar en sus propias carnes las tareas (y también las responsabilidades) de los diferentes integrantes que componen un equipo de producción cinematográfica.

    En concreto han sido un total de 8 los alumnos que se han desplazado hasta Azul para rodar parte de las escenas de su cortometraje. Todos ellos son estudiantes de dirección cinematográfica y dirección de fotografía en la FUC. El guion del proyecto ha corrido a cargo de Sasha Falcke, quien también es la mente creadora de la historia. Un relato que surgió a partir del asombro que la joven, y el resto de sus compañeros, experimentó al observar las obras arquitectónicas de Francisco Salamone. Sus grandes dimensiones y su contraste con el entorno en el que están enclavadas, fueron el punto de partida para crear una historia que narra las vivencias de dos hermanos en busca de su pasado. Un pasado que para ellos se encuentra determinado por el espacio, por los lugares que visitaron, en los que fueron felices y en los que también sintieron dolor. Una historia, por tanto, que trata de trasladar al espectador la importancia del urbanismo en nuestra vida, todo ello con los edificios de Salamone de fondo.

    El estilo de este arquitecto italo-argentino es uno de los más impresionantes de todo el país, pues su rasgo más característico es la monumentalidad, con creaciones que alcanzan una altura de 30 metros. A día de hoy esta cifra parece más bien pequeña pero en la década de los años 20 era toda una hazaña, sobre todo si tenemos en cuenta que el resto de edificaciones rara vez superaban los 5 metros. De esta forma, lo que más llama la atención de sus construcciones es el impacto visual que causan en quien las observa, pues rompen de forma drástica con el paisaje urbano y natural en el que están ubicadas.Foto: Wikimedia // Pepito Sánchez // CC BY SA 3.0 // Pie de foto: Antiguo matadero de Azul obra de Francisco Salamone

    Este impacto es precisamente el que buscaba este joven grupo de cineastas y, aunque el rodaje les llevó tan solo una semana en la ciudad debido a la necesidad de recortar gastos, el grupo ha tenido que viajar a Azul hasta en 3 ocasiones para conocer el lugar y encontrar las localizaciones idóneas para plasmar su idea sobre el celuloide. De hecho, con el objetivo de poder sufragar los costosos gastos, el grupo lanzó una campaña de micromecenazgo en internet para poder reunir el presupuesto necesario. Además, también se pusieron en contacto con diferentes órganos públicos de Azul que los han ayudado con el hospedaje y la comida.

    https://youtu.be/nzXB6Aa6v5o

    Fuente: Youtube/Sasha Falcke

    Curiosamente, las fechas de grabación coincidieron con la edición de este año del Festival Cervantino, al que algunos de los estudiantes ya habían asistido en calidad de voluntarios. Sin duda una oportunidad de lujo para empaparse de cultura a través de uno de los festivales más importantes del país.

    Además de Azul, los estudiantes también visitaron Coronel Pringles, una ciudad que también cuenta con algunas de las construcciones más icónicas de Salamone. Tras su experiencia detrás de las cámaras, ahora les queda todo el trabajo de edición, que estiman que les llevará alrededor de medio año. Una vez finalizado, este grupo de apasionados del cine espera poder enviar su filme a diferentes festivales internacionales y quién sabe si también a la próxima edición del Festival Cervantino.