Cine en el López Claro

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    El próximo jueves 12 de octubre, a las 20h, la Asociación Amigos del Museo López Claro y el profesor Alain Chedeville prosiguen el ciclo de proyecciones cinematográficas. El precio será de $30 para socios y estudiantes de francés y de $40 para no socios. Se proyectará entonces la película de los realizadores belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne,   La chica desconocida (La fille inconnue ) (2016) con un elenco que integran Adèle Haenel,  Olivier Bonnaud y Jérémie Renier, una duración de 1h46 y subtítulos en castellano.
    Dijo la crítica:
    “Con La Promesa, Rosetta, El hijo, El silencio de Lorna, dramas sociales que contribuyeron a escribir la historia del festival de Cannes de los años 1990 y 2000, los hermanos Dardenne se han vuelto los artífices de un cine humanista, rebelde, cuyos relatos se nutren de la miseria social europea.
    Cuando contrataron a Cécile de France, gran actriz popular, para el papel protagónico de El chico de la bici (2011) inauguraron un nuevo período en su cinematografía. Alrededor del personaje de la obrera amenazada por el desempleo de Marion Cotillard en Dos días, una noche (2014) se aventuraban en un terreno casi experimental, con variaciones sobre un mismo tema. Tercera musa de esta nueva era, Adèle Haenel interpreta en La chica desconocida a una joven médico, Jenny Davin,  a quien una noticia policial transforma en detective dominguera.
    Una chica es encontrada sin vida cerca del río, a dos pasos del consultorio. Poco antes había llamado a la puerta, pero habiendo pasado la hora del cierre, Jenny había prohibido a su ayudante que abriera.”No debés dejar que los pacientes te cansen lo que te impediría atenderlos bien”. Poco antes le había dicho: “Debés ser más fuerte que tus emociones si querés atenderlos bien”. Lo subsiguiente va a contradecirla, dándole una estatura casi crística de guardiana del bien común, última fortaleza contra la barbarie que amenaza.
    Entendiendo las consecuencias de su decisión, enterándose que la difunta no ha podido ser identificada por la policía, Jenny Davin se pone en marcha para hacerlo elle misma.
    Según un principio que recuerda la sistematización de Dos días, una noche, esta investigación opera como un revelador de las formas menos visibles de la miseria humana.
    Más clásica que habitualmente, la puesta en escena prioriza los lazos que se tejen entre la gente. La emoción viva aparece cuando la cámara se detiene en los gestos de la doctora, en la ternura que dispensa a sus pacientes. Allí volvemos a encontrar toda la fuerza del cine de los hermanos Dardenne.
    (Le Monde)